Per sort - i sense que el Guide s’hagi enterat -, he pogut aconseguir un parell de notes escrites per dos coneguts del buit. Ells, tan pacients i incondicionals, ens aporten unes fantàstiques paraules filosòfiques.
Un viaje al corazón de un instante, per Elvira Durán
100. Una obra cautivadora e inquietante.
Inquietante -en el mejor sentido de la palabra-, las preguntas e inquietudes de los personajes sobre la propia vida, aquella de la que sólo les quedan los recuerdos, se cuelan dentro .La espectadora que pretendo ser pierde pie y acaba sintiéndose inmersa en los pensamientos y emociones que Ketu, Sophie, Nia y Alex van expresando.
Cautivadora, hace surgir dentro de ti el deseo de compartir, entender…las experiencias de los personajes. Y cuando el texto corre el peligro de resultarte demasiado duro o la intensidad de la conexión con los propios recuerdos empieza a doler, la escenografía, sencilla y ágil, te retiene suave pero implacablemente atada a la obra, te impide huir.
100. Un viaje al sentido de la vida, al corazón de un instante que revela lo que somos.
De la mano de Ketu te preguntas por la verdad, la realidad; ¿hay algo más allá de nuestra experiencia cotidiana? ¿podemos conocerlo? Nos queda claro es que es inevitable preguntárselo y también el placer que generan las respuestas, aunque sean provisionales. Nos perturba la evidencia de que la búsqueda viene acompañada de incomprensiones, conflictos, inadaptación social. La búsqueda de la verdad nos hace humanos, pero hay tantos que se resisten a ella, que se sienten amenazada la vida que se construyen, tan a menudo, al margen de ella.
Contemplando a Sophie te estremece la lucha por superar la propia fragilidad. Hacerse fuerte construyendo una vida de éxito. ¿Una vida o una imagen? Una seguridad en riesgo continuo porque está sostenida desde fuera, por las miradas de los otros. Y sorprendentemente una experiencia personal, intransferible, terrible,… que salva. La pérdida de la capacidad de construir la historia personal que abre la puerta a la aceptación de uno mismo.
Seducida por la naturalidad de Nia revives la intensidad que adquiere la vida con el amor. Esa luz que hace que veamos la realidad de otra manera. La presencia del otro que nos cambia y nos descubre lo que realmente somos. Terrible pensar que ese otro no lo vive de la misma manera, apasionante descubrir que aún así es precisamente ese amor, y no otro, el que te permite ser quien eres para toda la eternidad.
Guide y Álex te impiden sentirte sola cuando dudas del valor de todo esto y prefieres refugiarte en aquellos espacios intermedios que no te enfrentan a la verdad, el bien, el amor. ¡De acuerdo!, son menos luminosos pero están libres de la intensidad insoportable de la vida, de la tensión impuesta por el tiempo que se acaba. Pero espacio sin tiempo es… muerte.
Un texto que, como por arte de magia, consiguen concentrar en una hora las grandes preguntas de la filosofía de todos los tiempos. ¿podemos conocer la verdad? ¿cuál es la capacidad que nos hace humanos: la razón, el sentimiento, la voluntad,… ? ¿podemos ser libres? ¿de dónde viene este anhelo de infinito si somos seres finitos? ¿Qué es el tiempo; es real o está en nuestra mente? ¿qué es lo bueno, el bien? ¿utopía o pragmatismo? ¿podemos decidir? ¿cómo tomamos las decisiones?
Un texto espléndido, que podría ser duro por conceptual, pero que resulta atractivo, placentero y provocador gracias a la interpretación fresca y natural de los actores, y a una composición escénica que fluye llevándote en volandas. La fuerza visual de la imagen y el movimiento en escena preparan tu mente y tus emociones para disfrutar plenamente de ese ejercicio vital que es 100.
100 o les portes de l’eternitat, per Antoni Comín
Quins són els records que ens poden obrir les portes de l’eternitat? Quines són les experiències que realment han estat capaces de donar sentit a la nostra vida? Aquesta és la qüestió a la qual ens enfronta 100.
Ketu ens fa entendre que la veritat i, encara més que això, la capacitat de comprometre’s amb ella i de sacrificar-se per aquest compromís és una de les portes més valuosa de l’eternitat. Sophie ens revela que per la via de la fortalesa i de l’ambició, de l’èxit i de la seguretat, no tenim res a fer. Només la fragilitat, tantes vegades sobrevinguda de manera indesitjada i imprevista, ens pot donar, si de cas, el dret a ser eterns. Nia ens descobreix que l’amor de parella, aquell vincle que neix de manera imperceptible més enllà del desig, en la seva senzillesa, en la seva quotidianitat, també ens obre les portes d’una desconeguda vida immortal.
Aquests tres personatges, més Àlex i el Guia, recreen durant poc més d’una hora una mesurada coreografia al llarg de la qual aniran evocant la seva vida. El blanc despullat i essencial del seu vestuari trasllada tot el protagonisme cap a la varietat de colors de la seva memòria i els sentiments als quals aquesta els confronta. Tanmateix, la gran troballa d’aquesta versió catalana de “100” és la seva genial escenografia: genial per tal com una idea del tot elemental és capaç de desplegar un potencial infinit a l’hora de recrear els ambients més diversos i d’activar la imaginació de l’espectador. Gràcies a aquesta escenografia brillant, un text d’una gravetat existencial considerable flueix amb la ingravidesa que, suposem, li correspon a l’avant-sala de l’eternitat.
Fins i tot hi ha hagut mencions de la pre estrena. I d’algú que ens coneix molt! En el buit també s’han pogut establir veritables vincles d’amistat tant frescos com l’olor de les roselles.
Corol•lari 27: La filosofía pot ensenyar-nos a soportar amb equanimitat els infortunis del proïsme.
